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Grecia, un viaje a la cuna de la civilización.

  • Foto del escritor: Analu
    Analu
  • 16 abr 2024
  • 8 Min. de lectura

Viajar alimenta el alma, es la suma de tantos momentos felices lo que hace de un viaje, algo inolvidable; es una maravillosa forma de ampliar el universo y más cuando lo haces con la mejor compañía que puedas imaginar; así que en esta oportunidad, logramos volver a reunirnos con el mejor equipo de viaje: las mamás!


Historia, cultura, yacimientos arqueológicos, islas mágicas, monasterios en cimas de montañas, iglesias ortodoxas, playas de colores, atardeceres en lo alto de una colina, pueblos de casas blancas, cúpulas azules, exquisita gastronomía que hace de su dieta mediterránea un estilo de vida; esto es Grecia, un país ubicado en el sudeste de Europa, más específicamente al sur de la península balcánica; considerado como la “cuna de la civilización occidental” por ser el lugar de nacimiento de la democracia, la filosofía, los juegos olímpicos y hasta los más importantes principios de matemáticas y ciencias.


Llegamos a Atenas, su capital, (quien debe su nombre a la deidad protectora Atenea, diosa de la sabiduría y de la guerra). Nuestro hotel, el “Art Pantheon Suites” (una casa neoclásica del siglo XIX), ubicado en el corazón del centro histórico de Atenas, el antiguo barrio de Plaka; una zona pintoresca, llena de heladerías, gatos callejeros, tienditas de souvenirs donde encuentras fácilmente las famosas aceitunas “Kalamata” (aceituna tradicional griega) “tabernas” como se le conoce a los restaurantes al aire libre, donde probamos la deliciosa “moussaka”, una especie de lasaña donde alternan capas de berenjena, carne picada y bechamel; al igual que los “gyros”, un pan pita relleno de carne de cerdo o pollo, acompañado de tomates, cebolla, queso feta y “tzatziki" (salsa de pepino y yogurt), por mencionar tan sólo, algunas de las delicias de la gastronomía mediterránea.


Cerca a Plaka, esta también Anafiotika, uno de los barrios más bonitos de Atenas, a los pies de la Acrópolis y se caracteriza por sus casitas blancas, calles estrechas, laberintos llenos de escalas empedradas y ventanas de colores… Este barrio es famoso, pues se construyó a mediados del siglo XIX, por una población de albañiles provenientes de la isla de Anafi que se trasladaron a la capital, para trabajar en la construcción del palacio del Rey Otón.


Iniciamos un nuevo día, llegamos al Estadio Panathinaikó, el estadio de atletismo que acogió la primera edición de los Juegos Olímpicos Modernos en 1896; uno de los estadios más antiguos del mundo y fue reconstruido a partir de los restos de un antiguo estadio griego, siendo el único en el mundo edificado enteramente de mármol blanco; tiene una capacidad para 45.000 personas y seguirá siendo símbolo del deporte y la cultura a través de la historia.


La Acrópolis y el Partenón; considerados como una visita obligada. Acrópolis significa la “ciudad alta” y tenía una doble función: defensiva y como sede de las principales reuniones culturales. Al ingresar, avanzas por un camino que nos lleva a recorrer los antiguos y monumentales accesos a la Acrópolis (los Propileos); pasas por el Teatro de Dionisio, el Odeón de Herodes Ático, uno de los teatros mejor conservados de la Grecia Clásica y que aún se utiliza como escenario para eventos durante el “Festival de Atenas”, por su increíble acústica. Iniciamos el ascenso al monte por sus escalones de mármol e ingresamos en el corazón de la civilización clásica: el Partenón, concebido para albergar (en su momento) la enorme estatua de 12 metros de la diosa Atenea, protectora de la ciudad; este templo refleja la majestuosidad de la Atenas de Pericles, el nivel de avance de la sociedad, del pensamiento y de las artes.


Allí cerca se encuentra otro de los templos más importantes de la ciudad, el Erecteión, del que se resaltan las Cariátides, columnas escultóricas de 6 mujeres que miran al Partenón y con la ciudad de Atenas a sus pies. Las Cariátides eran las mujeres de Caria, una ciudad del Peloponeso que colaboró con los invasores persas contra Atenas; simbolizan a las mujeres esclavizadas y condenadas, durante toda la eternidad a soportar el “peso del templo”. Las que se ven en la Acrópolis son todas copias, 5 de las originales se encuentran en el Museo de la Acrópolis y una sexta en el Museo Británico de Londres.


Siguiendo con nuestro recorrido, llegamos al Museo Arqueológico Nacional, considerado uno de los más importantes del mundo, pues contiene la colección más rica de objetos de la Antigua Grecia, que van desde pequeñas estatuillas, esculturas, cerámicas, joyas (incluyendo la Máscara de Agamenón); hasta la estatua de Zeus o Poseidón (cuyo misterio sobre su verdadera identidad sería revelado, si se tuviera certeza de saber que “está lanzando” pues, si fuera un rayo sería Zeus o si lazara un tridente, sería Poseidón).


Siguiendo las recomendaciones, decidimos subir al Monte Licabeto (nombre que significa “colina de los lobos”), el punto más alto de Atenas (278 mts de altura) y aunque puedes hacerlo a pie, una buena opción es hacerlo en teleférico, que funciona todos los días y te lleva por el interior de la colina hasta la cima, donde encontraras la pequeña Capilla Ortodoxa de San Jorge con su campanario; también disfrutarás de cafeterías, restaurantes y una vista panorámica inigualable de toda la ciudad!.


El cambio de Guardia de Atenas (la versión mediterránea de la londinense), se realiza en la mítica Plaza Syntagma, donde se encuentra ubicado el Parlamento Griego y la Tumba del Soldado Desconocido, custodiados por los Evzones, nombre que recibían los antiguos soldados griegos y actualmente son los centinelas que realizan el cambio de guardia cada hora, en punto, a diario.


Atenas nos encantó, pero es hora de empacar maletas, para seguir con nuestro viaje por Grecia, preparándonos para visitar una de las más hermosas y turísticas islas del mediterráneo: Mykonos, situada en el centro del archipiélago de las Cícladas, rodeada por el Mar Egeo!.


Moverse por las Islas Griegas en ferry, es una de las mejores opciones, pues no debes llegar al puerto con tanta anticipación como a un aeropuerto, y es una opción bastante rápida y cómoda, al punto de que en medio de tu recorrido, te anuncian la próxima isla y debes levantarte (con el ferry en movimiento), bajar, agarrar tu maleta y estar preparado para los 15 minutos que abren y cierran las puertas para bajarte con tu equipaje, pues zarpará más rápido de lo que crees.


Llegamos a Mykonos, al “Hotel Casa Grande”, muy cerca de la Playa de Platys Gialos y siguiendo con las indicaciones de nuestro conserje, aprendimos a tomar una ruta de bus que nos llevaba directamente a Chora, su capital; un lugar realmente mágico, de suelos escalonados, casas blancas que contrastan con los colores de sus puertas y ventanas de donde cuelgan hermosas buganvillas florecidas… es un pueblo realmente bonito lleno de calles laberínticas, que te llevan sin querer a la “Pequeña Venecia” (Little Venice), a sus famosos Molinos de Viento Kato Mili, iglesias ortodoxas, te paseas por restaurantes, cafeterías hasta llegar al Antiguo Puerto, con sus barcas de pescadores.


Ano Mera es el único pueblo al interior de la isla, ubicado a casi 7 km de su capital, donde te encuentras una plaza central, con restaurantes locales y si tienes suerte, logras ingresar al Monasterio Ortodoxo del siglo XIX, Panagia Tourliani, en cuyo interior encontrarás impresionantes tallas de madera, frescos bizantinos, un púlpito dorado y un biombo de madera con escenas del Nuevo Testamento.


Definitivamente Mykonos, es una mágica isla, con un encanto mediterráneo, realmente espectacular!.


Siguiendo con nuestro recorrido, tomamos de nuevo un ferry que nos llevaría ahora, a otra de las joyas de las Cícladas, en el mar Egeo: Santorini (anteriormente llamada Thera), que realmente no es una isla sino un pequeño archipiélago de 5 islitas (Fira, la que todos llamamos Santorini, Thirasia y 3 islitas más, deshabitadas), formadas tras la erupción volcánica que destrozó gran parte de la antigua Thera, transformándola para siempre. Hoy en día, puedes tener una vista absolutamente impactante de la caldera del volcán desde Oia y Fira (los dos pueblos más famosos de la isla), además de los inmensos acantilados, productos de dicha erupción.


Nos ubicamos en Perissa, un pueblo al sur de la isla, en “Helios Beach Hotel”, situado junto a la Playa de Perissa, que tiene una hermosa arena negra volcánica y aguas cristalinas.


Visitamos el Monasterio Ortodoxo del Profeta Elias, ubicado en la cima más alta de la isla, que no solo cuenta con un impresionante campanario, una espectacular vista por su ubicación, sino que su interior tiene 4 hermosas capillas que puedes visitar, una colección de objetos eclesiásticos, esculturas bizantinas, y hasta un lugar donde comprar productos de la región y vino elaborado por los monjes.


El pueblo de Pyrgos (antigua capital de Santorini), hoy es un tranquilo poblado, cerca al Monasterio, de cientos de habitantes que aún viven allí, alejados del turismo de los pueblos costeros; con iglesias bizantinas y capillas, calles adoquinadas y laberínticas, casas blancas con puertas pintadas de ocre, turquesas y celestes que esconden restaurantes, tiendas de artesanías y viviendas familiares; además al llegar al centro del pueblo, encontrarás las ruinas de un castillo medieval veneciano.


A tan solo 2 km de Pyrgos, se encuentra el pueblo de Megalochori, famoso por sus viñedos y bodegas que producen el famoso vino tinto dulce local; es un pueblo pintoresco, rústico y tradicional, alejado del bullicio de los turistas y con residentes amables. La plaza central es el corazón del pueblo, donde encuentras la hermosa Iglesia de La Presentación y una infinidad de rinconcitos mediterráneos que enamoran, incluyendo el antiguo campanario de 6 campanas de la Iglesia de La Virgen María que se alza sobre una calle estrecha y adoquinada…


Conocimos la Playa Roja (Red Beach), llamada así por los acantilados volcánicos color rojo cobrizo que la rodean, que contrastan con el azul turquesa del mar Egeo. El Faro Akrotiri, construido en 1892, es uno de los más antiguos del país, situado sobre un acantilado; dejó de funcionar durante la Segunda Guerra Mundial, pero la Armada Griega volvió a ponerlo en servicio en 1945; es un buen sitio para ver el atardecer y tener una amplia vista de la caldera.


Oia (se pronuncia Ía), situada en el extremo norte de Santorini, con un innegable encanto mediterráneo de casas escalonadas, cúpulas azules y molinos de vientos, es como un pesebre sobre en acantilado, donde las buganvillas resaltan por sus colores, las calles adoquinadas te llevan por un recorrido único, entre cafés, restaurantes, la curiosa Librería Atlantis junto a la calle principal (Atlantis books), hasta el castillo donde podrás disfrutar de la “hora mágica”, una hermosa puesta de sol con vista a la caldera; que se convierte en un espectáculo místico que atrae y embruja, donde todos los espectadores buscan desde temprano, un lugar donde presenciarlo, se quedan en silencio, viendo al sol ponerse; los veleros y catamaranes se fondean para estar en “primera fila” y una vez finalizado, un gran aplauso de emoción espontánea se escucha entre los asistentes, llenando el alma de felicidad.


Fira, también llamada Thira, es la capital de Santorini, que con sus característicos callejones empedrados de casas blancas con puertas y ventanas azul claro que contrastan con las cúpulas azul oscuro de las iglesias, parece “colgado” sobre el acantilado de la caldera, proporcionando desde cualquier lugar, una vista hermosa. Aquí, podrás encontrar el Museo de Prehistoria de Fira, la famosa Plaza Central Theotokopoulou, la Catedral Metropolitana Ortodoxa (o Iglesia de la Candelaria del Señor), construida sobre los restos de una iglesia anterior que fue destruida por el gran terremoto de 1956 y cuya decoración interior esta enmarcada por enormes lámparas doradas, mosaicos y hermosos frescos creados por un artista local; aquí también encontrarás la famosa Iglesia Greco-Católica de Koimisi Tis Theotokou, conocida también como las Tres Campanas de Fira, que hacen de éste uno de los lugares más fotografiados de la isla.


Grecia es sencillamente un país mágico, para descubrir y soñar… así que solo me resta decir:

Gracias a la vida por permitirme hacerlo con el mejor equipo de viaje que alguien pueda imaginar; Gracias a las mamás por ser las mejores compañeras de aventuras, por caminar lo caminado, por perdernos, por encontrar nuevas rutas, por descubrir regiones maravillosas, por dejarnos sorprender de la deliciosa comida, por reírnos desde el alma y hasta por disfrutar de un helado sentados en el banco de una plaza como cuando éramos chicos…


Gracias a Grecia por su magia, por cada paisaje descubierto, cada molino, cada calle, cada isla, cada plato servido, cada sonrisa encontrada…. Así que con el alma llena de felicidad por cada momento vivido, solo me resta decir Gracias al Universo por otro viaje inolvidable y como dicen los griegos, desde el corazón: EFHARISTO!  (Gracias!). 



Atenas:



Mykonos:



Santorini:



 
 
 

1 comentario


Invitado
20 abr 2024

Gracias Analu. Espectacular relato y mejores fotos. Gracias por cuidar a la mama... a las mamas. Atesora esos momentos. Abrazos. Jorge... San Jorge

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