La Romántica Verona de Shakespeare y La Inspiradora Florencia de DaVinci.
- Analu
- hace 4 días
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Tras las intensas emociones, descubrimientos, experiencias y fascinantes recorridos por Roma, nuestro viaje por Italia continuó hacia el norte, con destino a la encantadora ciudad de Verona, conocida por su aire romántico y su conexión con la obra de Shakespeare, Romeo y Julieta.
Llegamos en tren desde Roma y nos dirigimos a nuestro alojamiento: el apartamento “Elegante Residenza Satiro”, situado en el corazón del centro histórico. Las estrechas calles que desembocan en amplias plazas adornadas con fuentes, esculturas, restos de anfiteatros romanos y construcciones medievales, son los encargados de ofrecer a los turistas, un verdadero viaje a través del tiempo y el arte.
Iniciamos nuestro recorrido muy temprano, para evitar las aglomeraciones turísticas. Nuestra primera parada fue la Casa de Julieta (Casa di Giulietta), hoy convertida en museo, ubicada cerca de la “Piazza delle Erbe”. Aunque no hay pruebas de que perteneciera realmente a la familia Capuleto, esta casa con su famoso balcón (añadido en el siglo XX) se ha transformado en un símbolo de amor eterno. En el patio, se encuentra una estatua de bronce de Julieta, obra de Nereo Costantini; la tradición dice que tocar su seno trae buena suerte… o el regreso a Verona para encontrar el verdadero amor.
Muy cerca de allí, encontramos la Piazza delle Erbe (Plaza de las Hierbas), la más antigua de la ciudad, con sus numerosos cafés, restaurantes y puestos de mercado de frutas y verduras; rodeada de edificios históricos como el Palacio de la Razón, las casas Mazzanti (que aún conservan los frescos en sus fachadas), la Domus Mercatorum o Casa de los Mercaderes, la Torre del Gardello, que tiene uno de los relojes mecánicos más antiguos de Europa y la Torre Lamberti, una antigua torre medieval de 84 metros de altura, entre otras joyas arquitectónicas.
Cruzando el Arco de la Costa, te encuentras a pocos pasos, la Piazza dei Signori, que tiene como figura central una estatua de Dante Alighieri, quien vivió aquí por varios años. Esta plaza está rodeada por los antiguos palacios de la familia Scaligeri, una familia importante durante la Edad Media, quienes a su vez, construyeron el complejo gótico funerario Arche Scaligere. Muy cerca, se encuentra la Casa de Romeo, una construcción medieval bien conservada, donde según los historiadores vivía la familia Montesco, que no está abierta al público, pero que con su inscripción en la fachada nos recuerda la trágica historia de los "amantes de Verona".
Más adelante, nos encontramos con la majestuosa Arena de Verona, uno de los anfiteatros romanos mejor conservados, declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO y donde hoy se celebra el famoso Festival de Ópera, gracias a su impresionante acústica.
Desde allí, llegamos a la gran Piazza Bra, rodeada de edificios históricos y cafés, donde, desafiando la tradición culinaria italiana, descubrimos que: ¡en Verona también comen pizza hawaiana!. Eso sí, siempre acompañada de un buen vino local.
Caminar junto al río Adigio (que divide la ciudad en dos), cruzar sus puentes, explorar sus calles empedradas y plazas, y saborear su deliciosa gastronomía, hizo de Verona un lugar mágico que quedará en nuestra memoria; así que, con el corazón lleno de historias y la cámara llena de recuerdos, nos embarcamos nuevamente en tren, rumbo a nuestra siguiente parada: Florencia.
FLORENCIA:
La capital de la Toscana es una de las ciudades más emblemáticas de Italia: un museo al aire libre, cuna del Renacimiento y símbolo arte, arquitectura y cultura. Fueron los mecenas (familias influyentes y adineradas), quienes con su apoyo permitieron que muchos artistas pudieran crear algunas de las obras más extraordinarias de la historia. En Florencia, hubo una familia que sobresalió con dicho apoyo, los Medici, cuyos miembros se movían en las más altas esferas de la sociedad italiana y europea; patrocinando a genios como Miguel Ángel, Leonardo Da Vinci y Botticelli.
Llegando al anochecer, nos alojamos en el apartamento “Santa Maria Novella”, ubicado cerca de la estación central y del casco histórico, desde donde decidimos hacer nuestro primer recorrido a pie, en busca del restaurante “La Prosciutteria”, una tienda pequeña, hermosa, con pocas mesas y abarrotada de gente que se reúne para compartir un delicioso vino, acompañado de embutidos, aceitunas y quesos artesanales, a precios razonables, de mucha calidad, en un ambiente familiar y bastante informal.
El día siguiente, comenzó visitando la imponente Basílica de Santa Maria Novella, con su hermosa fachada de mármol. Luego nos dirigimos al centro histórico para visitar la Catedral de Santa Maria del Fiore (Santa María de la Flor), ubicada en la Plaza Duomo, con su famosa cúpula diseñada por Brunelleschi, el Campanario de Giotto y el Baptisterio de San Juan, que con su construcción octogonal, destaca sus impresionantes mosaicos dorados y la célebre Puerta del Paraíso de Lorenzo Ghiberti.
El recorrido continuó hasta el Ponte Vecchio (Puente Viejo), uno de los puentes habitados más antiguos de Europa, que atraviesa el río Arno. Estuvo originalmente ocupado por carnicerías, pero hoy alberga elegantes tiendas de joyería y artesanía, lo que le da un carácter distintivo.
La Piazza della Signoria, considerada el centro político de la ciudad, llena de atractivos como el Palazzo Vecchio donde está el ayuntamiento, la Loggia della Signoria, un museo de esculturas al aire libre, la réplica del David de Miguel Ángel y la hermosa fuente de Neptuno. Nuestro recorrido fue rápido, pues íbamos buscando una recomendación para almorzar: los famosos “Pino´s Sandwiches” en la Salumeria Verdi, deliciosos paninis o pastas, preparados al momento del pedido, donde valió la pena hacer una larga fila.
Luego del merecido descanso, seguimos nuestro recorrido, pasando por la Galería de la Academia (Gallerie dell’Accademia), donde se encuentra una de las esculturas más conocidas del mundo: El David de Miguel Ángel; recomendamos comprar las entradas por adelantado, pues las largas e interminables filas superan las dos horas de espera; así que siguiendo nuestro recorrido por el centro histórico, nos encontramos con otra hermosa iglesia: la Basilica de Santa Croce (Basílica de la Santa Cruz), donde no logramos el ingreso, por estar cerrada a esa hora del día, pero dicen que en su interior se encuentran las tumbas de ilustres personajes italianos como el Dante Alighieri (autor de la Divina Comedia) o Miguel Ángel Buonarroti, razón por la que a menudo se le conoce a esta basílica como el ”Panteón de las Glorias Italianas” .
Recorrer Verona y Florencia es entregarse a la magia de dos ciudades con alma propia, que narran historias de amor, arte, arquitectura y belleza; un recorrido que va desde los balcones de Julieta, hasta las esculturas de Miguel Ángel y las cúpulas de Brunelleschi; así que sólo nos resta decir GRAZIE (Gracias Italia), por mostrarnos los encantos de cada ciudad visitada, porque los viajes son magia que se queda en el corazón y en la mente, y las personas con quienes se viven, se quedan por siempre en el alma.
VERONA:

FLORENCIA:

Hermoso relato, fotos lindisimas, felicitaciones.
Wow que fotos tan hermosas, muy coherente con el viaje descrito.
Felicitaciones Anita 🎉💪😘
De los mejores relatos con las mejores fotos! Cada vez mejor! ❤️❤️❤️